Capítulo 5. ¿Seré vampiro?

Sigue la época de lluvias en San Francisco y esto nos deja con otro fin de semana pasado por agua. Fin de semana pasado por agua y otro entrenamiento cancelado. Aunque esperemos que a lo largo del día se presente alguna oportunidad de salir. 

Ya lo comenté en otra entrada, la lluvia no debería ser un impedimento, pero eso de andar bajo la lluvia es algo que me supera. Así que el resumen de hoy tiene pinta de ser, 0 minutos y 0 kilómetros. Pero aunque no corra, sí tengo tiempo para contar una anécdota que me pasó en uno de los entrenamientos pasados (que llamo “entrenamiento” por llamarlo de alguna forma porque a mi parecer es solamente una puesta a punto para empezar el verdadero entrenamiento).

La cuestión es que en uno de estos días de carrera continua terminé con una sensación extraña en la boca, con sabor a metal o sangre. No le di la más mínima importancia porque últimamente estoy peleando con mis dientes y muelas, así que imaginé que algo tendrían que ver. Pero más tarde, en frío (más bien en calor, por el agua hirviendo de la ducha), recordé que había tenido la misma sensación en alguna de las pretemporadas como futbolista hace años. Así que tiré de Dr. Google para buscar información sobre esto, aunque al final siempre termino en el mismo sitio, siiiiiiiiii Pubmed (es lo que tiene estar metido en el mundo de la ciencia, por defecto y hagas lo que hagas, al final recurres a la mayor base de datos de publicaciones científicas). Existen varios artículos médicos sobre este fenómeno pero parece ser que no está muy bien documentado y se le atribuyen varias explicaciones que van desde el asma al ácido láctico. No obstante la respuesta más aceptada por la comunidad científica explica el fenómeno como una pequeña hemorragia pulmonar inducida por el ejercicio. Parece ser que es un fenómeno asociado a una actividad física intensa y es muy común entre atletas de élite, corredores, ciclistas y nadadores. No obstante, fue en caballos de carreras donde se detectó por primera vez. Al parecer el ejercicio intenso en deportistas puede alterar la estructura de la barrera pulmonar sangre-aire (membrana a través de la cual tiene lugar el intercambio oxígeno/dióxido de carbono) causando estrés y pérdida de sangre en regiones internas del pulmón. En principio es un tema por el que no hay que alarmarse siempre y cuando no aparezca de forma continuada o aparezca sangre en la tos. En cualquier caso siempre se recomienda controlar tu esfuerzo y tratándose de corredores, tus pulsaciones para saber si hay alguna relación sobreesfuerzo-sabor a sangre y averiguar cuál es tu intensidad límite. 

Aquí os dejo la referencia de uno de los artículos que he leído y confirma la relación comentada anteriormente:
S R Hopkins, R B Schoene, W R Henderson, R G Spragg, T R Martin, and J B West. Intense exercise impairs the integrity of the pulmonary blood-gas barrier in elite athletes.
Am. J. Respir. Crit. Care Med. 1997; 155: 1090-4.
Cuidad esos cuerpos y nos leemos pronto.

1 comentario:

  1. Anónimo29.3.12

    Me encanta esta combinación de deporte, música, tecnologia, videos motivación, diario de campo ciencia... te falta algo de dieta no? espero no comas maxi-bolas ehhhh!! te conozco granuja ;)

    Bielchis

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