Capítulo 7. Una de calamares y los primeros 10k

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La semana pasada estuve un poco liado y aunque no he tenido tiempo de escribir ninguna entrada sí que he podido salir a correr un par de veces (y a comer fuera también). Creo que la segunda actividad me ha obligado más si cabe a salir a correr. Aprovechando uno de los comentarios que he recibido de un querido amigo que decía que podría escribir algo sobre dieta y comida, hoy voy a escribir algo sobre el tema, aunque no precisamente saludable. 

La mayoría de vosotros ya sabéis que me encuentro en San Francisco. Y los que no, con el perfil de ruta que subí hace algunas entradas ya lo habréis deducido. Estar tan lejos de casa hace que a veces sufras ataques de morriña, echas de menos la familia, los amigos y como no, la comida, por eso de vez en cuando vamos a nuestro restaurante español favorito de la ciudad, Zarzuela (algo ayuda). De momento todo lo que hemos probado está exquisito y “nuestro camarero personal” Arturo es de lo mejor (os aconsejo que si vais preguntéis por él). Después de la cena que nos metimos entre pecho y espalda decidme si era o no obligatorio salir a correr el día después. Allí estábamos en el restaurante justo a tiempo para pedir una tapita de Pulpo a la gallega (que realmente viene de Galicia y se acaba muy rápido), tostadas de caracoles, pastelitos de cangrejo, berenjenas con queso de cabra, una cazuela de pescado y marisco, todo acompañado por una sangría de lujo (cena que aún sigo paladeando!!!). Pero la bomba fue el postre, estábamos indecisos entre brazo gitano o ponche segoviano. Finalmente decidimos brazo gitano pero cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que Arturo venía también con el ponche segoviano ummmmmmmm delicioso!!! y qué pasó después (además de hacer un esfuerzo para cerrarme el botón del pantalón)? pues, cargo de conciencia y el viernes a primera hora con las zapas puestas y carretera. 

Habían pasado 3 días desde la última salida así que para mi quinta sesión decidí ir a por los 10 km, dicho y hecho, los primeros 10 km del tirón para la saca. Llegué a casa 57:23 min después, cubriendo 10.18 km, y lo mejor, en una condición física “decente” , con molestias cero y moral diez. Parece que poco a poco voy cogiendo la forma para empezar el entrenamiento serio (me dan miedo las series cortas e intensas, veremos cómo se lo toman las piernas y la mente). ¿Llevaba razón, verdad? Era obligatorio quemar la cena.

Pero no contento con esto, debo confesar, el sábado volví a pecar. Otra celebración y otra cena de las de “salir rodado del restaurante”. El lugar fue uno de los restaurantes más famosos de la ciudad para comer cangrejo, Thanh Long Restaurant. En esta ocasión cayeron dos cangrejos a la brasa, el producto estrella del restaurante. Uno para mi solito. Sus famosos noodles al ajillo y un buen pelotazo (menudo coctel que me bebí, menos mal que tenía chófer). Pero al igual que el jueves, la mejor parte para los golosos (y peor desde el punto de vista calórico) fue el postre, helado frito (como dicen los americanos “Oh My God”!!!), me encanta. Y ¿que pasó después (esta ocasión sí me pude abrochar el botón)? ya lo sabéis, exactamente lo mismo, necesidad de quemar calorías. El domingo por la mañana, a las 10 ya estaba en la carretera con mucho frío y un viento demoledor que casi no me dejaba avanzar. 

Los Susodichos
Empecé muy mal con el cuerpo un poco desentonado por el frío, por el viento, por el cansancio de la sesión anterior de 10 km y todavía digiriendo el cangrejo y el delicioso helado. Con lo calentito que estaría yo en mi cama!!!. Después de 15 min corriendo prácticamente solo, sin nadie en la calle y con el viento y el frío machacándome estaba totalmente desgastado (ni las ya famosas canciones de David Guetta o Black Eyed Peas ayudaban a remontar el vuelo). Pero ya sabemos que esto es todo mental y esta vez tuve suerte y me enganché a otro corredor (aunque su ritmo era superior) para distraerme y salir del bache. Unos 7 u 8 min con mi “compi” fueron suficientes para salir de este estado de desgana y empezar a trotar cómodamente. Y muchos de vosotros diréis, ¿para que ******* corres si a los 15 min quieres dar la vuelta? Y yo digo: eso mismo me pregunto yo, es broma. Es solo un momento crítico que tengo que superar para poder empezar a disfrutar. Ocurre también con algunas películas, te tragas 15 ó 30 minutos de tostón y el resto lo disfrutas. La cuestión es que sobre las 10.30 de la mañana ya empezaba a verse ambiente en la calle, los turistas, más corredores... y yo seguí y seguí hasta los 47:29 min y completar 8.15 km. Aunque algo más cansado que después de los 10 km, supongo que por acumulación pero igual de satisfecho. Lo que iba para una semana en blanco o con solo 7.37 km. al final terminó con 27.5 km en las piernas.

Como resumen, puedo decir que todo va según lo previsto, me queda esta semana de rodaje y la semana que viene empiezo a intercalar series para poder mejorar el ritmo de carrera.
Nos leemos pronto.